Nuestro niño interior herido se
enfrenta principalmente con cuatro miedos:
El miedo a perder donde como mecanismo de defensa a la inseguridad aparenta lo opuesto entonces vemos un adulto orgulloso, soberbio, impaciente, agresivo, autoritarista, prepotente y rebelde
El miedo a enfrentar donde predominan la susceptibilidad, la indecisión, la cobardía, la mentira, la inconstancia, la volubilidad y los sentimientos de inferioridad y envidia
El miedo al abandono donde aparecen los celos, la irresponsabilidad, la posesividad, la vanidad, la baja autoestima, la sobre protección, la manipulación y la infidelidad.
El miedo a la muerte trae consigo la desconfianza, los apegos, las fobias, los miedos irracionales y la rebeldía
No necesariamente todas las características descritas en cada miedo son perceptibles en el adulto puesto que la convivencia social hace que se disimulen, sin embargo cada persona es consciente de los temores a los cuales se enfrenta en su interior
El miedo a perder donde como mecanismo de defensa a la inseguridad aparenta lo opuesto entonces vemos un adulto orgulloso, soberbio, impaciente, agresivo, autoritarista, prepotente y rebelde
El miedo a enfrentar donde predominan la susceptibilidad, la indecisión, la cobardía, la mentira, la inconstancia, la volubilidad y los sentimientos de inferioridad y envidia
El miedo al abandono donde aparecen los celos, la irresponsabilidad, la posesividad, la vanidad, la baja autoestima, la sobre protección, la manipulación y la infidelidad.
El miedo a la muerte trae consigo la desconfianza, los apegos, las fobias, los miedos irracionales y la rebeldía
No necesariamente todas las características descritas en cada miedo son perceptibles en el adulto puesto que la convivencia social hace que se disimulen, sin embargo cada persona es consciente de los temores a los cuales se enfrenta en su interior
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