Nuestro niño interior está conformado por todos los aspectos positivos y gratificantes de nuestra vida
pero también tiene nuestros traumas, miedos, ansiedades y carencias.
Si mencionamos el lado amable de
nuestro niño interior podemos ver que aparece cuando estamos alegres,
tranquilos, sin preocupaciones, cuando nos expresamos espontáneamente respetando a los demás, cuando recibimos y
entregamos nuestro afecto de manera espontánea, cuando nos consentimos a nosotros mismos, cuando nos valoramos y respetamos,
cuando vivimos en el ahora, cuando estamos en contacto con la naturaleza,
cuando disfrutamos de pequeñas cosas que nos permiten sonreír, cuando cantamos
sin motivo o bailamos sin razón.
Cuando nuestro niño interior está
herido es cuando vemos actitudes como intolerancia, rabia, miedo, dolor o pena y reaccionamos de manera desproporcionada a cualquier
estimulo externo causando dolor, temor o tristeza a quienes nos rodean, siendo incapaces de
actuar de manera lógica, objetiva y racional y llegando a proceder
de manera violenta, indiferente, ofensiva, sarcástica, rencorosa o egoísta, ocultando o evitando reconocer de
esta manera lo que nos está sucediendo en nuestro interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario