La necesidad de ponernos a prueba puede ser muy instructiva. Descubrimos que somos capaces de hacerlo y ese descubrimiento nos lleva a abordar otros desafíos con más valor y fuerza. Pero todo cambia cuando nos sentimos obligados a demostrar lo que valemos para que los demás nos acepten y nos amen. Debemos distinguir entre probar que somos capaces de conseguir o hacer algo y probar que somos dignos de ser amados. Lo primero es necesario para mejorar nuestro espíritu y nuestra estima personal; lo segundo no es necesario y si alguien te pide que demuestres lo que vales para asi amarte o tienes que vivir en constantes demostraciones...corre... huye de esa persona, nada nunca le será suficiente y además es alguien que no vale la pena para querer ni para que te quiera
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