Soy el suspiro de la mañana, una niña
traviesa,
Una anciana sin canas que al soñar se embelesa
Soy a veces dulzura frágil como un rayo de luna
Donde no hay amargura ni pena ninguna.
Soy quien todo lo
entrega a las olas del mar
Y por amor se sosiega hasta no
querer despertar.
Soy la paloma sin alas, la pasión
sin fronteras,
La chimenea en la sala, aquella que
siempre espera.
Soy una estatua orgullosa sobre un
frío altar
Cubierta de rosas y el aroma del
mar.
Soy fuego encendido, un deseo
candente,
Un ángel caído, el pasado y el
presente.
Soy fuente de alegría que brota de
una herida
... una roca fría que llora
escondida.
Soy la tristeza, una lágrima de
ternura,
Una carta sobre la mesa, la enemiga
de la amargura.
Soy la cola de un cometa, la
ambición desmedida
Por llegar a la meta de su larga
partida.
Soy una ola en el mar, el capricho
del viento.
Soy un deseo de amar y un loco
pensamiento
Soy un alma ilusionada, el lamento
al caer.
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