Si piensas enamorarte y convivir con alguien, vuélvete observador.
¿Por qué?
Porque te enamoras de un cuerpo, pero te casas con un carácter.
Observa su carácter, sus costumbres, sus hábitos, su vida espiritual, su estado de conciencia, si sabe administrar bien sus finanzas, observa cómo es su forma de ser, cómo se relaciona con sus padres, hermanos, incluso hijos si los tiene, cómo socializa con las demás personas, cómo maneja la ira, los celos, la sexualidad, cómo actúa bajo presión, cómo asume sus responsabilidades y compromisos, cómo cuida su integridad, su pureza y su constancia en su deseo de vivir conscientemente, como se responsabiliza de su vida, sus acciones, sus emociones y sentimientos.
El noviazgo no es para descubrir el cuerpo, es para descubrir el carácter. Por eso, si te enamoras, observa bien una y otra vez su carácter.
Antes de tomar una decisión tan importante como vivir con alguien, ejercita la observación al carácter, así estarás protegiendo tu corazón y por ende tu tranquilidad y tu futuro.
Hombres y mujeres por igual.
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