En el corazón de un bosque sagrado, donde la magia danza entre los árboles, vivía una pareja de hadas, Iris y Ardor. Iris, la hada femenina, irradiaba colores vibrantes en sus alas lilas, y Ardor, su compañero, destilaba la frescura del campo en cada aleteo.
Una mañana, decidieron aventurarse hacia el antiguo árbol, un venerable testigo de dos millones de años de historias entrelazadas. Al llegar, Iris sintió una llamada profunda y extendió su mano hacia la corteza rugosa del anciano árbol. De repente, el árbol cobró vida, sus ramas se alzaron como brazos ancianos y sus raíces se entrelazaron con la tierra ancestral.
Los ojos del árbol, profundamente arraigados en su corteza, se abrieron revelando la sabiduría de una anciana. Iris, asombrada, formuló la pregunta que había resonado en su corazón desde tiempos inmemoriales: "¿Cuál es el sentido de la vida?"
El árbol, con una voz que resonaba como el susurro del viento entre las hojas, respondió: "El sentido de la vida, pequeña Iris, yace en el fluir constante, en la danza eterna de la creación y la transformación. Cada ser, cada ala que ondea y cada suspiro del viento contribuyen a la melodía divina de la existencia."
Mientras el árbol compartía sus palabras sabias, los primeros rayos del sol se filtraban a través del denso bosque. La luz matinal teñía el espacio con tonalidades doradas, creando un escenario mágico para esta revelación celestial.
Ardor, en silenciosa contemplación, entendió que cada momento, como un destello de sol entre las hojas, era una oportunidad para explorar, aprender y crecer. Iris, con el conocimiento del anciano árbol impreso en su corazón, sintió la conexión profunda entre todas las formas de vida.
El bosque sagrado resonó con risas de hadas y el eco de la sabiduría atemporal. La pareja de hadas, imbuida con una comprensión renovada, continuó su paseo, guiados por la luz del sol y el eco de las palabras del anciano árbol, llevando consigo la esencia eterna del sentido de la vida en cada parpadeo de sus alas.
Brasil Neves (@mentorflixx)
Derechos del autor
No hay comentarios:
Publicar un comentario