Durante varios años muchas
personas me han preguntado porque estoy sola, porque no tengo una pareja y si
no me hace falta una compañía. Siempre sonrío y contesto que así como estoy me
siento bien.
Ahora, con la pandemia y con
cierto confinamiento forzoso, estas preguntas se han incrementado tal vez por
el hecho de que la gente quiere hablar más o procura conocer más de los demás
ya que de cierta manera tenemos un poco más de tiempo libre (o a lo mejor es solo curiosidad)
Las generaciones que hoy no
superan los 35 años tienen un concepto, no sé si decir, más liberal de las
relaciones. El matrimonio o la vida en pareja no es una opción primordial y el
crear una familia propia no es algo que vean como realización personal.
En personas de mi generación,
que hemos ya pasado el 50% de nuestra vida (si viviéramos 100 años), que ya
tuvimos un matrimonio, formamos una familia, que los hijos crecieron y pasamos por un divorcio,
pareciera que fuera perentorio conseguir una pareja para no llegar solos a la
vejez y de ahí que hay excursiones para solteros, reuniones para conocer
personas, tertulias literarias, exposiciones de arte, cine clubs y un sinfín de etc.,
etc. que permiten que personas mayores se conozcan y sin el afán de procrear o
de formar ciertos capitales económicos se relacionan para no estar solas y
compartir los achaques médicos propios de los adultos mayores (hay quienes
dicen que un adulto mayor es quien cumplió ya más de 50 y otras personas están
dando márgenes más amplios a partir de los 70 y dejando una generación entre 50
y 70 sin título). Todas estas posibilidades de conocer personas del mismo sexo
o no, me parecen loables y cada quien busca llenar su soledad con la presencia
de otro ser que lo o la complemente o acompañe, que incluso lo o la
mantenga o que lo o la aguante por evitar el que dirán.
No es mi caso, no necesito “llenar
mi soledad”. Reconozco que a veces me haría bien un abrazo y un tú puedes, pero
aprendí hace muchos años a darme el abrazo a mí misma y cuando tengo un mal
día, al acostarme siempre me digo “mañana será otro día y será mejor que hoy”
Estar sola no es sinónimo de
depresión, tampoco lo es de vivir aburrida o desesperada, de no saber qué hacer o de tener que buscar a alguien a como de lugar.
AP (léase antes de la
pandemia) viajaba y en mis años han sido tan pocas veces que lo he hecho
acompañada que hoy puedo decir que prefiero hacerlo sola, voy donde quiero,
disfruto horas en un museo (si quiero) voy a espectáculos que me llamen la
atención y disfruto el conocer lugares que a veces no podría porque el ir
acompañada requiere de cierto grado de condescendencia con la otra persona.
EP (léase en la pandemia)
efectivamente si extraño ir a tomar el cafecito con alguien o ir a comer un fin
de semana por ahí pero todo está cerrado y todos estamos en las mismas. Además
de las horas de trabajo en casa y del poco confinamiento que he tenido ya que salgo
varias veces a la semana a realizar mil y una cosa que tengo que hacer,
disfruto leyendo, enciendo la chimenea, me sirvo una copa de vino
(preferiblemente blanco) escucho música suave y se me pasan las horas sin darme
cuenta o si no estoy en disposición de leer, veo la televisión
que es una opción y a veces un excelente somnífero. Otra opción maravillosa es escuchar el silencio. Ahora que llega la noche y no hay oportunidades de salir, los alrededores de mi apto están sin trafico y es una delicia oír como no hay ruido alguno y esto en las grandes ciudades es un completo privilegio
DP (léase ya saben que) si
continuo viva y el Universo permita que sí, seguiré haciendo lo mismo que he
hecho AP y EP porque disfruto mi vida, disfruto lo que hago a solas y si tengo compañía
también lo disfruto pero sin que eso sea algo indispensable. Aprendí que puedo
amar estando sola e incluso sin ser correspondida, hace años entendí que para
ir al cine, a teatro, a un restaurante o viajar no es imprescindible estar
acompañada.
¿Y todo este larguísimo preámbulo
a que va? Tal vez trato de responder más detalladamente porque me siento bien
aun estando sola o probablemente quiero que si alguien que me lee y está sola o
solo y siente que es triste estarlo, piense que hay una infinidad de cosas que
podemos hacer estando a solas (si tienes la mente cochambrosa y estás pensando
en eso, sé que sabes que también se puede a solas si no tienes un o una
tiniebl@ ).
Estar a solas no es sinónimo de
depresión, ni de falta de oportunidades, ni de la imposibilidad de conseguir
pareja, estar a solas es una decisión de vida que no significa es mejor solo
que mal acompañado, no, es tan solo la opción
de ser y sentirse libre y de disfrutar todas las posibilidades que la vida nos
da sin molestar ni engañar a nadie haciendo lo que en verdad queremos hacer.
La vida es una sola, ¿qué venga después? ni idea y realmente quiero poder decir el día que me toque irme “hice lo que quise y no me arrepiento ni me quedé con las ganas”. No quiero, como sé que muchos lo hacen pues la eligieron como un himno, ponerme cantar la canción de My Way de Frank Sinatra y soñar con una vida que pude haber disfrutado plenamente y con la conciencia tranquila.
Hay que vivir y si no es ahora... ¿cuándo?
Anita, esta es la mujer berraca que conozco y quiero, la que se cae, se raspa las rodillas, se levanta, se limpia los raspones y sigue. La mujer que sabe llorar, que ama sin condiciones y que rie a carcajadas. Esta mujer es mi amiga y me siento orgulloso de que ella me considere su amigo. Besos guapa! Alejandro
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