Si Dios nos hablara diría:
¡Deja ya
de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que
he hecho para ti.
¡Deja ya
de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que
dices que son mi casa! Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas.
Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
¡Deja ya
de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o
que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo! El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu
éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho
creer.
Deja ya
de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo.
Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos,
en los ojos de tu hijito... ¡No me encontrarás en ningún libro! Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de
tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto,
ni castigo. Yo soy puro amor.Deja de
pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de
pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de
incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que
yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te
hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se
porten mal, por el resto de la eternidad?
¿Qué clase de dios puede hacer eso?
Olvídate
de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son
artimañas para manipularte, para controlarte, que solo crean culpa en ti.
Respeta a
tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te pido es
que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado
mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un
ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y
ahora y lo único que necesitas.
Te he
hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni
virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro. Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te
podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo.
Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de
disfrutar, de amar, de existir. Así, si
no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di. Y si lo hay,
ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a
preguntar ¿Te gustó? ¿Te divertiste? ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Qué
aprendiste?...
Deja de
creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en
mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu
amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas
en el mar.
Deja de
alabarme, ¿qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre
que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo
cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado,
sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja de
complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de
mí.
Lo único
seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de
maravillas.
¿Para qué
necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me
busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti.
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