Hay momentos en los cuales la vida nos pone a
pensar más seriamente en la muerte, en lo que para nosotros significa y en esos
temores ante lo desconocido. Nos pone a repasar una a una las etapas que hemos
vivido y a recordar a aquellos seres con los que hemos compartido esos
instantes que al analizarlos fríamente han sido efímeros.
Pienso que a la muerte como tal no hay que
temerle. Si, seguramente habrá cosas de las cuales nos arrepentimos o no y
tememos, de acuerdo con nuestras creencias religiosas, a lo que puede suceder,
sin embargo lo hecho, hecho está y por más que nos demos golpes de pecho no
lograremos volver atrás.
La muerte debe ser un momento tan
extraño como aquel que sucedió cuando llegamos a la vida. Estábamos cómodamente
instalados en un refugio seguro, el vientre de nuestra madre y de repente nos
enviaron a un lugar que sentimos hostil, aunque no lo fuera, sin embargo era
desconocido y no entendíamos que podría pasarnos. Así debe ser la muerte,
estamos cómodamente en un lugar que aunque puede ser adverso en algunos
momentos, ya nos hemos habituado a él y daremos un paso a lo desconocido.
No le temo a mi muerte y en algunos casos
tampoco le he temido a las muertes que he tenido a mi alrededor, sin embargo si
hay una cierta angustia de dejar inconclusas algunas cosas, de no haber logrado
los grandes anhelos y sin embargo, continuamos sin lograr aquello que tanto hemos
querido porque no depende de nosotros mismos en muchos casos y continuamos sin
terminar lo que hemos empezado o tal vez peor, dejamos inconclusas cosas que ni
siquiera empezamos por lo que el sentimiento de absurdo es peor ya que no
podemos decir que algo está inacabado cuando ni siquiera lo hemos iniciado…tal
vez es un juego mental para no sentirnos tan mediocres en algunos temas.
Hay mucho que agradecerle a la vida, en mi
caso particular, y poco que pedirle así que me siento en general bienaventurada, por lo que hoy puedo decir...gracias vida, me has dado sorpresas que jamás esperé, unas buenas y otras no tanto y si algo me falta pues ahí me lo quedas debiendo, no hay problema.
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