Una niña
escribió a Einstein para resolver una duda sobre ciencia y religión. Einstein
le escribió de vuelta.
Los niños
tienen la cualidad de hacer preguntas que nos asombran, que resultan esenciales
para explicar el mundo o que nos recuerdan lo desconocido que es. Tomen el
ejemplo de la carta de una pequeña niña de Nueva York llamada Phyllis, quien
escribió a Albert Einstein esta pregunta sobre dos conceptos angulares para los
humanos: ciencia y religión
Iglesia
de Riverside
Enero 19,
1936
Querido
Dr. Einstein,
En
nuestra clase dominical ha surgido la siguiente duda ¿los científicos rezan?
Todo empezó porque nos preguntamos si podíamos tanto en la ciencia como en la
religión. Estamos escribiendo a varios científicos y hombres importantes para
intentar respondernos la pregunta.
Nos
sentiremos profundamente honrados si usted nos responde: ¿los científicos
rezan? ¿Para qué rezan?
Nos
encontramos en la clase de sexto grado a cargo de la señorita Ellis.
Respetuosamente,
Phyllis
Después de 5
días, Einstein contestó –y su respuesta fue de la misma calidad espiritual con
la que décadas después Carl Sagan deleitó, al igual que Ptolomeo miles de años
atrás. Einstein había explorado el mismo tema, aunque un lenguaje un tanto más
complicado, en su conversación legendaria con el filósofo indio Tagore–.
24 de enero, 1936
Querida
Phyllis,
Deseo
contestar tu pregunta de la manera más simple posible. Aquí está:
Los
científicos creemos que cada acontecimiento, incluyendo los relativos a los
seres humanos, se deben a la naturaleza. Por ellos un científico no puede
inclinarse a creer que el curso de los eventos puede estar influido por una
oración, esto es, por un deseo manifestado de manera sobrenatural.
Sin
embargo debemos acordar que nuestro conocimiento actual de estas fuerzas es
imperfecto, entonces al final, la creencia en la existencia de un espíritu
depende de un tipo de fe. Tal creencia permanece extendida incluso en los
logros actuales de la ciencia.
Pero
también, todos los que están seriamente involucrados en el seguimiento de la
ciencia se convencen de que algún espíritu se manifiesta en las leyes del
universo, uno que es vastamente superior al hombre. De esta manera seguir a la
ciencia lleva a un sentimiento religioso especial que es mucho muy diferente de
la religiosidad de alguien más ingenuo.
Saludos cordiales, Tu A.
Einstein
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