“El silencio es la expresión de la paz, de la armonía y de la
perfección.
Quien empieza a amar el silencio, quien comprende que el silencio les aporta las mejores condiciones para la actividad psíquica y espiritual, llega poco a poco a realizarlo en todo cuanto hace cuando mueve objetos, cuando habla, cuando anda, cuando trabaja; en lugar de trastornarlo todo, se vuelve más atento, más delicado, más flexible y todo lo que hace queda impregnado de algo que parece proceder de otro mundo, un mundo que es poesía, música, danza e inspiración”.
Quien empieza a amar el silencio, quien comprende que el silencio les aporta las mejores condiciones para la actividad psíquica y espiritual, llega poco a poco a realizarlo en todo cuanto hace cuando mueve objetos, cuando habla, cuando anda, cuando trabaja; en lugar de trastornarlo todo, se vuelve más atento, más delicado, más flexible y todo lo que hace queda impregnado de algo que parece proceder de otro mundo, un mundo que es poesía, música, danza e inspiración”.
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