Había una mariposa
azul brillante de esas que viajan por las corrientes de las montañas en las
selvas húmedas. La mariposa vivía el presente mientras jugaba a planear
con sus alas desplegadas al viento. Le gustaba flotar sobre
la brisa del río, hacer espirales con sus iguales, posarse de vez en cuando en
alguna flor colorida, frotar su patas en alguna roca.
Ella no
recordaba cuando había sido oruga, ni el tiempo que rozaba con su vientre las
ramas buscando los nuevos brotes. Tampoco recordaba en que momento se
había aletargado y dormido, arropándose en la crisálida.
Muy vagamente
sabía de un tiempo donde solo tenia una necesidad insaciable de comer,
sus acciones se enfocaban en buscar el mas suculento alimento, se desplazaba
por las frágiles ramas de su universo local hasta llegar a las puntas devorando
los retoños tiernos. Su vida era simple comer hasta la saciedad y expulsar lo
que no necesitaba, crecía de tamaño a una velocidad vertiginosa, cambiando día
a día, su única acción era alimentarse, en esa etapa solo tenía que
sobrevivir y crecer.
De tanto comer
había duplicado su tamaño dos veces, estaba pesada y le costaba desplazarse, de
pronto empezó a sentirse cansada y sintió sueño. En una hoja de la planta que
había constituido su sustento, lo suficientemente flexible como para ser
doblada, decidió envolverse para dormir, se aquietó en un sueño profundo,
ya nada externo le importaba, en la quietud se relajaba cada vez mas. Mientras
dormía en su cómoda envoltura soñaba que volaba, que tenía grandes alas azules,
que revoloteaba, que se deslizaba por las corrientes como en un tobogán de
viento, se sentía ligera y libre. Así pasaron los días.
Un día se
sintió incomoda y despertó con la sensación de que su envoltura la estaba
aprisionando demasiado, que su cómoda crisálida le estaba quedando pequeña,
apretada. Al principio no sabia que hacer hasta que comenzó a
moverse poco a poco, con movimientos sincopados, como cuando algo está
naciendo, pulsaba con su cuerpo mientras se iba rompiendo el envoltorio, de
tanto moverse abrió un agujero que permitió que su patas se liberaran de donde
había estado confinada. A las patas le siguió el cuerpo, al salir completamente
sintió una gran expansión en libertad.
Al principio desorientada
no sabia donde estaba, ni quien era, ni siquiera recordaba como había llegado a
ese lugar. Un recuerdo borroso de haber estado durmiendo se entretejía con la
realidad luminosa.
Se sentía
ligera, su cuerpo era más liviano, sus patas más largas y ¡oh sorpresa! Las
alas que había soñado le habían crecido de verdad. Hasta su color había
cambiado, tenía un azul brillante que reflejaba el cielo en sus alas. La
mariposa azul estiro su cuerpo y sintió la calidez de un rayo de sol sobre sus
alas, esto la ayudó a despertarse aún más y ver con sus ojos la belleza
de su entorno.
Descubrió
muchas otras mariposas despertando y se dio cuenta de que no estaba sola,
decidió probar su nuevo atuendo, en especial sus alas levantando el vuelo.
Se encontró con
sus iguales, danzó entre los árboles, llego hasta las nubes, dibujo
espirales en el aire, se entrelazo con otras y perpetuó su especie. En éxtasis
infinito se elevo hasta el final.
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