El ser humano no tiene límites para su avaricia, su irrespeto, su codicia, su inmoralidad, su corrupción y especialmente en su violencia.
Nuestras sociedades están como están debido a que se alaba al poderío individual o de masa que destruye, al que aplasta, al que traiciona, al que engendra cada día mas falta de conciencia.
Toleramos o ignoramos las faltas y criticamos la benevolencia y la rectitud.
¿Hasta cuando entenderemos que al destruir a nuestros semejantes, a seres indefensos y a la naturaleza, nos estamos destruyendo a nosotros mismos?
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