RESPUESTA: Me
has dado las palabras “bueno” y “malo”. ¿Y quien puede decir que es bueno y que
es malo?
¿Tú dirías que una
“buena” persona debería estar exenta del proceso de aprendizaje?
¿Dirías que una
“mala” persona debería superar más pruebas y más dificultades?
¿Y como
reconocerías a la “buena” o “mala” persona o sus acciones?
¿Quien eres tú
para juzgar?
Muchas pruebas y
muchas dificultades están situadas en el camino de todo ser humano, de todo
individuo. No están colocadas ahí por
razones crueles o por castigo. Se
ofrecen realmente como un regalo, aunque con vuestra visión limitada no lo
comprendéis y aceptáis vuestra incapacidad para verlo, hecho no del todo extraño.
Pero el dolor y
las lágrimas forman parte del proceso de aprendizaje.
Porque ¿como
puedes reconocer realmente el dolor en los demás si no lo has sentido por ti mismo?
Si no te dan estos
dones; el dolor, la desesperación y el
sufrimiento, ¿Como te podrías sentir
identificada y tener empatía con otro que sienta estas emociones?
Si realmente no
sufrieras de vez en cuando estos dolores y ansiedades, no serias más que una concha vacía y nunca sabrías o comprenderías
tus más profundos sentimientos y tu
capacidad de amar.
Por ello, hija
mía, debo decirte, desde lo mas profundo de mi corazón y verdaderamente.... que
no juzgues con tanta dureza y uses tus etiquetas de “bueno” y de “malo”, aprendiendo a aceptar que los dones llegan de muchas formas. Y tus lágrimas son verdaderamente un regalo
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