Nuestro (a) Niño (a) Interior - Primera parte

Al estudiar la personalidad vale le pena verla  desde dos ángulos completamente distintos. La personalidad del niño (a) que llevamos dentro de nosotros y la del adulto que desarrollamos al crecer. Ambas deberían estar conectadas en armonía, sin embargo las vivencias desde pequeños pueden hacer que estas personalidades se desconecten una de la otra y se formen conflictos interiores y vacíos emocionales. Si descuidamos la conexión entre nuestro (a) niño (a) interior y nuestra vida de adulto, sentimientos negativos comienzan a proyectarse hacia las demás personas aunque no seamos del todo concientes de estas proyecciones

Desde  que estamos el vientre de la madre, nuestro cerebro va almacenando impresiones emocionales y afectivas. Es en el momento del parto cuando se produce nuestro primer choque emocional, por la salida a un mundo extraño, muy diferente a aquel en que estuvimos por nueve meses.

En los primeros años de la vida (muchos estudiosos del tema dicen incluso que hasta la adolescencia) somos profundamente vulnerables frente a cualquier experiencia marcadora y/o negativa. Cualquier situación que afecte a un (a) niño (a) que no está capacitado (a) para comprender conciente y racionalmente y que provoque un impacto emocional, queda reprimida en la memoria del inconsciente, como una forma de evitar dolor y sufrimiento y persiste para siempre, afectando la vida adulta.

Algunas de las situaciones traumáticas que podemos mencionar son violencia contra el (ella) o contra seres que ama, abuso sexual, muerte de alguien cercano, abandono de alguno de los padres, un accidente, una enfermedad, predilección notoria hacia otro miembro de la familia y actos de exclusión del niño (a). Sin embargo no siempre son hechos realmente graves  sino son eventos que pueden afectar directamente la sensibilidad del niño(a) cuando no se tiene la capacidad  para entenderlos o defenderse adecuadamente como el maltrato verbal de los padres o un profesor, burlas de los hermanos o  compañeros, ciertos castigos, la comparación entre el (ella) y otros miembros de la familia o conocidos donde el (ella) se sienta en inferioridad