Como sanar Nuestro Niño Interior - Segunda Parte

Ya hablamos que el primer paso es reconocernos tal y como somos y  ya tenemos la voluntad de empezar el proceso de cambio. Ahora ¿Cómo hacerlo?

Ante todo es importante comenzar a observarnos, ver como son nuestras reacciones, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos como si fuéramos unos observadores externos. Nuestros pensamientos y sentimientos negativos hacia nosotros mismos en especial pero hacia los demás debemos empezar a identificarlos. ¿Por qué siento o pienso negativo? ¿Cuándo lo hago? ¿Qué cosas son las que producen en mi esta clase de sentimientos o/y pensamientos? ¿Cuáles son los que más se repiten? Lo ideal es poder tener a mano un cuaderno en el que podamos empezar a anotar todo lo relacionado con lo que vamos sintiendo o pensando, esto nos permitirá una mayor claridad respecto a lo que nos sucede. Luego, buscar identificar esos sentimientos y pensamientos con hechos y con personas de nuestra infancia.

Una de las cosas que podemos hacer es escribir cartas, cartas que no tendremos que enviar pero si dirigidas a aquellas personas que de una u otra manera afectaron nuestro pasado negativamente, voluntaria o involuntariamente y plasmar en ellas lo que sentimos, lo que queremos dejar en el pasado como tan solo un recuerdo y así, descargando nuestros sentimientos, lograremos sanar las heridas.

Es claro que lo que pasó ya no lo podemos modificar, pero si podemos analizar desde nuestro adulto lo que sucedió, perdonarnos y perdonar. Volver a establecer una relación con nuestro niño interior y con quienes en aquella etapa de la niñez nos rodearon, desde el amor y la comprensión, es la mejor forma de sanar nuestra dañada autoestima.

Lo fundamental es entender que podemos dejar atrás esas cargas pesadas que nos han agobiado. Podemos perdonar los errores del pasado, tener la suficiente capacidad  para superarnos día a día y ser libres para elegir cómo queremos ser y qué ideas obsoletas dejaremos en el olvido