Ingredientes: 2 tazas de pollo cocido desmenuzado 8 oz de queso crema, ablandado 1 taza de queso cheddar rallado 1/2 taza de tocino cocido, desmenuzado 1 paquete de mezcla de condimento 1/2 taza de cebollas verdes, picadas 4 tortillas grandes
Instrucciones: En un tazón grande, mezcle el queso crema y el condimento hasta que estén bien combinados. Agregue el pollo desmenuzado, el queso cheddar, el tocino y las cebollas verdes. Revuelva hasta que todo esté mezclado de manera uniforme. Extienda la mezcla de manera uniforme sobre las tortillas. Enrolle cada tortilla firmemente y envuélvalas en film transparente. Refrigere durante al menos una hora. Corte las tortillas enrolladas en rollos antes de servir.
Alguien que aparezca de la nada y no se asuste de tus heridas. Quien te vea destruida/o yse arremangue para sacarte de un mal día con su presencia o las horas contadas. Con quien puedas sentarte a contar parte de tu vida sin desnudarte el cuerpo, mientras que llevas vestida el alma con desilusiones. Pídele a la vida un cómplice. Que no tenga vergüenza de verte a cara lavada, con las manos agrietadas o liviana de lujos . Que puedas salir cualquier día de su mano y también de su vista, que te busque con esa preocupación que solo sienten los que tienen miedo de perderte por que eres parte de sus planes y su felicidad. Un cómplice cuando no haya ganas de hacer el amor pero sentirlo en una caricia, un detalle, una palabra. Que sepa distinguir esos instantes de soledad que se necesitan cuando los recuerdos y las fechas no le tienen piedad al calendario . Pídele a la vida un cómplice. Con quien no puedas tener secretos tus sentimientos. Que llegue la noche y te bese la frente, te saque los miedos, te meta en su presente. Alguien capaz de entender como eres por que no ha sido fácil cada mañana cuando despertaste y te preguntaste una y otra vez, hasta donde puede llegar el dolor y las ausencias. Un cómplice para reír y llorar. Saber que puedes apoyarte cuando tus piernas tiemblan de dolor y necesitas un abrazo más que cien palabras. Con quien te despidas al cerrar los ojos y te sientas completamente segura /o de que al abrirlos, estará a tu lado, sabiendo que contigo nada será fácil, pero te acepta, te quiere y te elige día tras día. No lo busques. No lo sueñes. No lo imagines. Ni lo idealices. Pídele a la vida un cómplice. El universo siempre conspira a tu favor. Y mientras llega, sé feliz, busca en ti, disfrútate a ti, vive en ti.
No hace falta que mires al cielo, no estoy tan lejos, estoy más cerca de lo que tu crees. Puedo volar y puedo estar donde tú quieras, tan cerca o tan lejos como tú lo decidas... Estoy junto a ti en cada lágrima para que no llores sola, estoy a cada instante, abrazándote y consolandote. Estoy en cada sonrisa de tu cara para ver la alegría y los destellos en tus ojos cuando me recuerdas. Estoy contigo cuando duermes por si me sueñas y puedas verme. Estoy en tu silencio para escucharte sin decir una sola palabra, porque sabes que estoy para ti porque te entiendo y te comprendo. Estoy cuando se te eriza la piel, porque haz recordado un lindo evento a mi lado. No es ilusión, es mi soplo, es mi voz, son mis brazos, son mis besos y mi amor. Es mi forma de decirte que te amo, que estoy a tu lado, que aunque no me veas estoy a cada momento contigo, en el más recóndito de tus pensamientos y que es mi forma de hacerme sentir en ti... en los que me aman. No mires lejos, no hace falta, tal vez no me veas en el horizonte, solo tienes que aprender a cerrar los ojos y a vivir sin ver. Recuérdame y sienteme en tu ser, en cada aliento, en cada latido. Porque siempre, siempre estoy contigo. Porque la muerte no existe… solo no puedes verme.