Dicen que el capibara no le tiene miedo a nada… pero no porque sea valiente.
Es
porque no pelea con nadie.
No corre. No grita. No se altera.
Solo camina… como si nada pudiera tocarlo.
Se
mete entre cocodrilos como si fueran viejos amigos.
Pasa
al lado de depredadores… como quien va a comprar tortillas.
Y nadie lo ataca. Nadie lo molesta. Nadie lo toca.
Y
no porque sea el más fuerte…
sino
porque no amenaza a nadie.
No
impone respeto con gruñidos, ni con garras, ni con fuerza.
Lo impone con su calma.
Tene
esa energía que desarma.
Esa
paz que se contagia.
Esa presencia que hace que hasta el más agresivo… se tranquilice.
Y
tal vez por eso todos lo buscan:
las
aves, los monos, los patos, hasta los depredadores.
Porque estar cerca de un capibara… te baja el ruido de la cabeza.
Y
es que no se trata de ser invencible…
sino de ser tan tranquilo, que nadie quiera hacerte daño.
El
capibara no odia.
No se enoja. No se mete con nadie.
Solo
vive.
En
paz.
Sin
prisa
Sin
miedo.
Y
a veces, lo que más falta nos hace no es ser más fuertes…
sino
parecernos un poco más a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario